Durante todo este tiempo nuestra panadería fue testigo de los buenos y malos momentos mientras se iba transformando con la sociedad. Siempre fue un lugar de encuentro, donde antiguamente los niños venían a por carbón para los braseros de sus casas corriendo entre las piernas de los clientes, y se celebraban verbenas en las tardes de los domingos aprovechando el calor del horno. El negocio también sufrió las desventuras en épocas de miseria y de guerra, como por ejemplo en la época de la abuela María, que enviudó al frente del negocio con siente hijos durante la Postguerra, y llegó a arriesgar su vida y la de su familia escondiendo sacos de harina de debajo de las camas para así poder cocer el pan para as familias que más lo necesitaban en el pueblo.
En nuestro obrador a lo largo de los años trabajaron muchas personas que pasaron a formar parte de nuestra familia como, por ejemplo, las mujeres que venían de Santiago a repartir el pan con cestas en la cabeza, ya que se consideraba que eran las que mejor lo transportaban; o aquellas que trabajaban las masas con tanta pasión y dedicación que consiguieron y consiguen que nuestros productos sean apreciados por los clientes que nos visitan, estas mujeres y hombres nunca les podremos agradecer todo lo que se merecen, ya que nos ayudaron a construir lo que somos.
Hoy en pleno siglo XXI, de la mano de la 4ª y 5ª generación de panaderas queremos contarle nuestra historia al mundo mediante las recetas que nos fueron transmitidas a través de las generaciones, y seguir poniendo con orgullo a disposición todas las personas los productos que salen de nuestro obrador; con la esperanza de que las niñas y niños de hoy, al igual que sus cuando acompañan a sus abuelos a traer el relleno de las empanadas típicas de los sábados, puedan dentro de muchos años traer de la mano a sus nietos para que sigan disfrutando de los frutos de su tradición y cultura.
Gracias por ayudarnos seguir escribiendo nuestra historia.
Pilar, Javier y Antía
Desde que fue fundada en 1876, nuestra familia se ha dedicado día tras día a nuestro oficio. Mantenemos viva la tradición de nuestros antepasados a través de nuestros panes, empanadas, y dulces; trabajando desde siempre con proveedores locales y basando nuestras recetas en el producto de proximidad y la elaboración artesanal para conseguir un resultado lleno de sabor y frescura que evoca los sabores de la infancia.
Fantástica panadería!!! Solamente entrar para ver el establecimiento merece la pena!! La empanada de atún de 10 que junto con el pan y los dulces aún los recordamos como de los mejores que hemos comido en el norte de Galicia!! Y la señora que nos atendió no podía ser más amable y encantadora!!
Excelente atención.
Lugar restaurado con mucho gusto.
Tradición que se respira en el ambiente.
El pan de escándalo y las empanadas increíbles.
Los pasteles de este sitio son una locura!!! La mejor crema que he probado en mi vida.